Estoy donde nunca he estado.
Donde nunca pensé estar. De hecho, siempre he sido la primera en juzgar este tipo de situaciones.
Nunca digas nunca, já.
Probablemente no entienden de qué voy.
Así que empezaré con esta historia.
Hace dos años mantengo una relación con un chico increíble. Amor a primera vista de su parte.
No crean que soy del tipo irresistible, soy más bien promedio.
Me faltan algunos centímetros de altura.
En fin, a mi me costó un poco más, lo del amor a primera vista. Nunca he tenido de eso, no creo que exista. Sobretodo con el término "amor" en la frase.
Tal vez puedas sentir atracción a primera vista. Pero el amor es más complejo que eso.
Nuestra relación avanzó viento en popa, nos conocemos más al otro de lo que podemos conocernos a nosotros mismos.
Una relación hermosa y estable, a pesar de sus altibajos.
De esas donde no necesitas preguntar que piensa el otro en ocasiones, porque ya sabes que va a responder.
Nunca he tenido que mirar a otro lado. Porque a mi lado, lo tengo todo.
Hasta que llegó esta persona.
Saben cuando no saben cuando, ni como, pero pasa. Es justo la situación.
Hace un par de meses trabajamos juntos.
Cabe destacar que compartimos más de ocho horas.
Como es normal, empezamos a hablar.
Hay mucha oscuridad en él.
Sus pensamientos no concuerdan con los míos.
Pero aún así, compartimos aficiones, y perspectivas de la vida misma.
Muchas veces llegue a compararlo con mi novio.
A quien llamaremos Mateo, y a mi compañero llamaremos Tomás.
Tomás me sobrepasa casi una década. Tiene dos hijos, y comparte su vida con una mujer con la que ha pasado toda su vida. Y como es de esperar ya no se llevan bien.
Empezó como una inocente amistad, compartiendo títulos de películas. Y analizando cada una de ellas.
Y de repente, ninguno puede dejar de hablar con el otro.
Hace un par de días, - me confesaste tus sentimientos y yo los míos. -
Nos ganamos la confianza compartiendo el desfortunio de nuestra cotidianidad.
Es peligroso cuando alguien tiene toda la disposición de escuchar. Puedes terminar prendido a esta persona.
Mateo es el mejor novio, de verdad lo es. No nos hace falta nada.
Si me preguntan porque está pasándome esto, no tengo explicación.
La cosa es que la tensión se puede notar.
Siempre fui de las que si un chico llega a confundir su amistad, con algo más. Era desterrado de mi vida.
Pero, ¿Por qué está vez no puedo hacerlo?
Tomas: Escribes canciones sobre mí. Y un par de lágrimas caen de mis ojos. Al leerte.
Mateo: Te amo. De verdad que si.
Me he intentado alejar, por respeto a él. No se lo merece. Nunca me haría algo así a mi, o tal vez si, pero eso no lo sé.
Si el se sintiera así con otra persona, no creo que podría superarlo.
Es platónico todo, jamás pasaría algo con Tomás. No lo permitiría.
Aunque a veces al estar hablando con él, o cuando me abraza.
Me pregunto como se sentirá besarlo.
Me encuentro entre un chico que da la vida por mí y yo por el. Y un chico que siente algo por mí, y siendo honesta, me gusta.
Soy dramática la mayoría del tiempo. Todo el tiempo me siento que fallo.
Aunque esto no llegará a más nada. Me siento un terrible traidora.
Mis manos empiezan a sudar cuando te beso, y se que él está mirando.
Se llevan bien, incluso el sabe que eres mi amigo y me importas.
¡Dios!
Nuestras cartas están echadas, amigos y nada más.
Estoy jugando con él. Estoy jugando contigo.
O tal vez no, y solo estoy exagerando.
¿Que harías tu en mi situación?
También piensas que engaño a Mateo por sostener una amistad con un chico que en el fondo me gusta, y yo le gusto.
¿Cuenta como Traición? A pesar de no haber hecho nada.
¿Que debo hacer?
Estoy lista para ser juzgada.
¡Disparen!
Me gustaría que compartas conmigo alguna historia similar.
Y si tienes algún consejo es bienvenido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario